Desde y hacia el origen de los productos
Por
Marco Espejo
Trazar
el origen y el destino de los productos ha sido desde siempre uno de los
ideales logísticos. Este anhelo de control empieza a materializarse por medio
de normativas de seguridad, ante las dinámicas operativas de las cadenas de
suministros. Las aplicaciones tecnológicas constituyen sin dudas el soporte que
permite aspirar a lograr estos altos niveles de seguimiento e identificación.
Tras
la perturbadora aparición de carne de caballo en productos alimenticios en
Europa y la detección de los primeros incidentes importantes en seguridad
alimentaria, la trazabilidad empezó a cobrar importancia y a convertirse en
herramienta clave para ejercer un mayor control de las mercancías.
Durante
el proceso de elaboración de productos, sean estos comestibles o no, se sigue
un largo y complejo recorrido respaldado en sistemas de trazabilidad, que
permitirán asegurar el cumplimiento de todos los pasos establecidos; teniendo
como objetivo que los productores aumenten la seguridad, respeten y respondan
ante los procesos, que el consumidor obtenga toda la información necesaria y
que la administración de cualquier posible riesgo sea más rápida y fácil.
CUIDAR
AL CLIENTE
La
tecnología, causante de nuevas experiencias de compra, nos ha permitido acceder
a nuevos canales de ventas como plataformas virtuales, smartphones y tablets;
logrando así influir en el comportamiento de los clientes; quienes ahora buscan
información acerca de los productos, consultan opiniones de otros compradores,
se informan sobre aspectos técnicos, comparan precios, productos alternativos,
eligen el lugar de entrega y se convierten más exigentes con los tiempos de
atención.
De
esta manera se reta la capacidad de respuesta de los eslabones que conforman la
cadena de suministro ante una tendencia impulsada por el incremento desmesurado
de los márgenes de rentabilidad; cambiando así las expectativas del cliente, el
cual espera poder cambiar el producto sin restricciones al elegir el canal
físico o virtual de venta, convirtiendo la trazabilidad en un factor crítico en
la gestión de operaciones.
Para
explicar los puntos mencionados existen claros ejemplos que muestran la irresponsabilidad existente hacia los
clientes, considere así un almacén cuya administración de información y
materiales esté a razón de la disponibilidad de ubicaciones, registros no
actualizados, memoria del personal operativo, retrasos tecnológicos, falta de
cooperación entre fabricantes, medios logísticos, distribuidores y minoristas,
que infieren en los costos ocultos por trazabilidad; delineándose los
resultados sobre acciones no coordinadas entre los diferentes actores de la
cadena de suministro.
Un
minorista debe controlar sus operaciones, costos y nivel de servicio en todo
momento; necesita de sistemas integrados de visualización de stocks en línea,
para supervisar en tiempo real la disponibilidad de los productos. El minorista
debe conocer los niveles de stocks de todas sus tiendas y almacenes e identificar
rápidamente la forma más práctica de llevar el artículo al cliente al menor
costo y plazo posible, dando flexibilidad al flujo de retorno de los productos
y la gestión de mermas y residuos.
DEL
LOTE A LA UNIDAD
Las
ingratas experiencias en los diversos sectores industriales de nuestra región
han dejado expuestas necesidades de legislación para garantizar el registro y
la administración de información. Información que se basa en el origen de los
productos terminados y sus componentes, mediante el número de lote que se
genera en la fabricación y conjugando múltiples elementos heterogéneos:
materias primas, planta, línea de producción; relacionando las maquinas
implicadas, el software e incluso las personas involucradas en el proceso.
Contando
con un instrumento de control importante para el seguimiento de un grupo o lote
de productos con características equivalentes de fabricación, empleando
herramientas de apoyo tecnológico como los Códigos Electrónicos del Producto
EPC que a diferencia de su antecesor el código de barras tradicional contiene
información más específica como fecha de fabricación, origen y destino.
Por
otro lado y para complementar, un grupo de investigadores de la Universidad de
Milán y Trieste han elaborado un compendio de las investigaciones realizadas
hasta el momento acerca del aprovechamiento de los códigos de barras genéticos
para mejorar así la trazabilidad en la cadena alimentaria, el control de la
calidad y la detección de posibles fraudes comerciales; aunque han destacado
que existen varios casos de especies o razas con el mismo perfil de ADN, debido
fundamentalmente a que derivan de sucesos de hibridación. Ante esta realidad,
los investigadores estiman que puede convertirse en una gran herramienta para
la mejora de la trazabilidad dentro del sector alimentario.
Los
esfuerzos definen una tendencia hacia soluciones de procesamiento de unidades
en lugar de lotes. Esto significa que la trazabilidad de un producto en
particular no viene determinada únicamente por su identificador de venta y su
entorno de fabricación, sino por una identificación individual a través de un
número de serie único. Implica que cada unidad debe tener su propia identidad,
trazando su origen y también el recorrido que ha seguido; así como las
situaciones por las que ha pasado enriqueciéndose de este historial de
información, de acuerdo a cada etapa de su vida útil antes de llegar a las
manos del cliente final.
La
trazabilidad es importante y genera valor para la operación, donde el cliente
percibe los resultados que exigen la ley, la competencia, el ambiente
competitivo; pero sobre todo la responsabilidad de garantizarle la
administración de los recursos y materiales empleados en el proceso de
elaboración.
(*)
El autor es Administrador de Empresas con mención en Operaciones Logísticas,
cuenta con experiencia en áreas de Planeamiento Logístico, Gestión de Stocks y
Cadena de Abastecimiento, actualmente se desempeña como Consultor Logístico
Senior y docente en materias Logísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario